La madre de mis hijos, Mariona, tenía sueños recurrentes desde que nos habíamos casado, hacía quince años. Por la mañana me decía «esta noche he tenido uno de esos sueños» y me lo contaba. Eran de un realismo inusual, no siempre era el mismo, pero tenían elementos comunes que los situaban en ambientes de unos siglos atrás.
En unos ella llevaba unas cartas secretas por calles desiertas, de noche y sin luz; creía que eran para unos conspiradores, porque se escondía. En otros, veía una cripta de una catedral con estatuas de mármol blanco, o se veía bajando escaleras para entrar en una iglesia románica grande y oscura, adornada con unos damascos extraordinariamente ricos; o estaba en un claustro, o en una peregrinación a pie por la ribera de un río, con asnos y vestida «muy antigua y sencilla», atravesando el río, durmiendo en una cueva del camino, pasando cerca de un volcán inactivo, etc. Otras noches soñaba que iba por las calles de un pueblo con casas de color ocre, como las del Piamonte o Lombardía. También recuerdo que hablaba de una ermita dedicada a la Santísima Trinidad, situada en un valle entre tres colinas.
Ian Stevenson y las pruebas científicas de la reencarnación.
Sociedad.
Por: pijamasurf. Jueves, 16 de Julio de 2009.
Ian Stevenson estudió a lo largo de su vida más de 3 mil casos de niños capaces de recordar sus vidas anteriores, la evidencia parece concluir que tu y yo hemos estado en este planeta antes de esta última vuelta por la montaña rusa de la vida.
El Libro Tibetano de los Muertos enseña una serie de técnicas, desde respiraciones, visualizaciones y mantras, para abordar el viaje de la muerte y no regresar a la vida. De la misma forma que algunas personas describen visiones de luz durante experiencias cercanas a la muerte, El Libro Tibetano de los Muertoso Bardo Thodol habla de una Luz Radiante, la cual el viajero, o psiconauta, debe de seguir para no regresar a la rueda del karma y a la ilusión de sus pensamientos, de su ego. Recuerdo haber leído el prólogo de una edición de este libro que contaba con una introducción de Carl Jung, en el que se mencionaba la respuesta de un monje a la pregunta de que no había ninguna evidencia de la reencarnación ya que nadie había regresado de la muerte, a la que el monje había respondido tranquilamente: «Pero al contrario todos hemos regresado de la muerte».
El bioquímico y profesor de psiquiatría canadienseIan Stevenson dedicó gran parte de su vida al estudio científico de la reencarnación. Durante más de 40 años Stevenson estudió más de 3 mil casos de niños que parecían recordar experiencias de otras vidas, documentando lo que decían y cotejando datos con las vidas de las personas que decían haber sido.
Stevenson, amigo del escritor inglés Aldous Huxley, fue uno de los primeros científicos en experimentar en los 50s con LSD, una experiencia que transformó su vida. En 1957 fue nombrado Director de la Facultad de Psiquiatría de la Universidad de Virginia, una de las pocas universidades que realizan estudios paranormales. En 1967 el inventor Charles Carlson donó un millón de dólares a la Universidad de Virginia y otro más a Stevenson para fondear su investigación.
A diferencia de aquellos que usan la hipnosis como método para obtener información sobre supuestas vidas pasadas, Stevenson basó sus estudios en niños de 2 a 4 años que al parecer pueden recordar episodios de sus vidas anteriores y proveer datos que pueden ser comprobados. Muchos de los casos de Stevenson parecen ser detonados por una muerte violenta. En varios casos recopiló testimonios y registros médicos relacionados a marcas de nacimiento y deformaciones congénitas que parecían corresponder al tipo de muerte descrito por los niños y registradas en las autopsias de las personas que decían ser.
Según Stevenson entre los 5 y 7 años los niños empiezan a perder la memoria de sus vidas pasadas.
Uno de los casos más interesantes es el de la niña Swarnlata Mishra, nacida en Pradesh, India, en 1948. A los tres años Swarnlata ya le había dado datos a su familia que hacían posibles la identificación de su familia pasada, esto mientras iba de viaje con su padre por el pueblo de Katni al que le sugirió que fueran a «tomar un mejor té a su casa».
Lo extraordinario de este caso es que la memoria de Swarnlata no se disolvió con el tiempo, en 1959 el Profesor Sri H. N. Banerjee, colega de Stevenson, tomó el caso y fue capaz de encontrar, a partir de la información dada por la niña, la casa en Katni donde había vivido Biya Pathak, la mujer que según Swarnlata había sido en su vida anterior, y que había muerto en 1938.
Días después Biya-Swarnlata fue llevada a su antigua casa para conocer a su familia pasada, a quienes reconoció y reveló secretos como decirle a su ex esposo Sri Pandey que tenía escondidos 1200 rupias en una caja o que había tenido dientes de oro. En sus documentos Stevenson describe el asombro de todos los presentes y la actitud maternal que tomó Biya Swarnlata con sus hijos llamándolos por sus apodos de cariño.
Stevenson visitó a Biya-Swarnlata en 1961 y presenció una visita a su antigua familia, asombrado por el cariño con el que se relacionaban.
Según el colega de Stevenson y continuador de sus estudios, Peter Ramster, el caso más contundente es el de niña australiana, Gwen McDonald, que sostiene haber sido Rose Duncan, una mujer de Somerset, Inglaterra, que vivió al final del siglo XVIII. Según Ramster, la niña describió varias locaciones de casas que ya no existen, poblados y personas que después de una extensa investigación fueron comprobadas. Este caso fue revisado por el Dr. Basil Cottle de la Universidad de Bristol.
Como este caso parecen haber cientos, uno de los más actuales es el expuesto en el siguiente video de ABC, en el cual un niño en Estados Unidos con una extraña afición por los aviones de guerra reveló a sus incrédulos padres datos fidedignos sobre un piloto que murió en la Segunda Guerra Mundial.
Aunque toda la evidencia que recopiló a lo largo de su vida hizo que Ian Stevenson creyera firmemente en la realidad de la reencarnación o transmigración, jamás pudo formular una teoría convincente de cómo es que ocurre la transferencia de una personalidad a otro cuerpo. Al menos no científicamente. Su colega de la Universidad de Virginia argumenta que ya que en el acto de observación se colapsa la función de onda, podría ser que la conciencia no sea solamente un subproducto del cerebro físico sino una entidad separada en el universo que puede imbuirse a un cuerpo y de esta forma existir después de la muerte del cerebro. Usa la analogía de como una televisión es requerida para decodificar una señal pero no produce la señal, de la misma forma el cerebro podría ser solamente el sintonizador de la conciencia.
La creencia en la transmigración de las almas o metempsicosis, usando el término griego, es parte de la historia del pensamiento humano, desde el hinduismo y la mayoría de las religiones orientales hasta incluso el primer cristianismo (Justiniano tuvo que abolir la creencia en la reencarnación en el año 549). Grandes mentes de la humanidad han sostenido la existencia de la reencarnación: Pitágoras famosamente reconoció a un amigo al ver a un perro; Platón en «La República» habla de que las almas antes de nacer escogen su vida futura; el filósofo alemán Schopenhauer fue influenciado por los Vedas y formuló una visión dual entre la Voluntad (el mundo real) y la Representación (la ilusión) en la que la reencarnación era; el psicólogo Carl Jung habla en su libro «Memorias, Sueños, Reflexiones» de que de niño recordaba haber sido un hombre muy viejo del siglo XVIII.
Sin embargo la ciencia establecida y la mayor parte de la sociedad parece evitar el tema, exista o no evidencia, parece preferir no indagar demasiado. El escritor inglés Alan Watts habla de que en una sociedad como en la que vivimos una de las grandes formas de control que tiene el estado es el miedo a la muerte de los ciudadanos, si no existe miedo a la muerte, a lo desconocido, no hay de donde sujetarnos. «El arte del gobierno es llenar el vacío más allá de la muerte con amenazas no especificadas para poder controlar a la gente diciendo «si no haces lo que digo te mato, o te mataras a ti mismo», y mientras tengamos miedo de eso y pensemos en la muerte de esa forma podremos ser controlados». ¿Pero que sucede cuándo ya no le tenemos miedo a la muerte, cuando conocemos lo desconocido?
Alas! when the Uncertain Experiencing of Reality is dawning upon me here,
With every thought of fear or terror or awe for all [apparitional appearances] set aside,
May I recognize whatever [visions] appear, as the reflections of mine own consciousness;
May I know them to be of the nature of apparitions in the Bardo: When at this all-important moment [of opportunity] of achieving a great end.
May I not fear the bands of Peaceful and Wrathful [Deities], mine own thought-forms.